La generación de los perdedores: pillados in fraganti en medio de la burbuja inmobiliaria, cargan con la losa de tener que trabajar toda su vida para pagar una vivienda que vale la mitad de lo que les cobraron. Con el estallido de la burbuja, según un análisis del mercado inmobiliario de Reuters, España ha quedado dividida en dos: unos pocos ganadores que acuden a las subastas de las viviendas embargadas para hacerse con apartamentos de lujo o urbanizaciones enteras a precios de verdadera crisis, y muchos perdedores, que vivirán muchos años ahogados por la hipoteca a la que se ataron con la subida meteórica del precio de las viviendas, cuando los bancos aún daban créditos por el 100% y con un pico extra para las vacaciones y el coche.
Y la situación tardará en volver a regularizase, ya que el sector de la sociedad que habitualmente se considera como absorbente del stock de vivienda es la más castigada por el paro. Además, la gente sigue esperando el chollo del siglo, que el pinchazo en la enorme burbuja especulativa provoque una bajada importante en los precios, que podría llegar hasta el 40% en unos años debido a la presión de bancos y cajas de deshacerse de todo el activo en ladrillo.
Por el momento, según los datos oficiales del Banco de España, la vivienda sólo ha bajado un 17%, lo que deja un amplio margen para el descenso y para intentar deshacerse de ese millón de casas sin vender que sigue siendo una losa para los propietarios ante la escasa demanda del mercado. Una tasa de paro del 20% y las cajas y bancos agarrados a sus billetes sin dar un triste euro en préstamo están haciendo el resto.
