MARY FERNÁNDEZ*/ En épocas de crisis uno va como va y no se da cuenta de que, a poco cuidado que se tenga y al no tener cabeza para nada, podemos montar un Cristo. Lo mejor es racionalizar y asumir lo que es en realidad una crisis. Para empezar, es un momento movidito. Se mueven las estructuras mentales que hasta ahí teníamos. Las emocionales se van de botellón desenfrenado. Y las físicas, a pagar las consecuencias.
Es normal que, después de siglos diciéndonos que somos unos ineptos para auto cuidarnos, acudamos a cualquier cosa que nos parezca va a aliviar el pollocrísico. Pero, como suele pasar que en el mismo gallinero también están el resto de pollos y pollas, además de gallinas ponedoras, gallos, y puede que algún faisán o ganso, lo único que conseguimos es ponernos las plumas de punta, al comprobar que, como nosotros, también andan como locos corriendo de un lado al otro, cada vez que el granjero viene a echar la comida. Digo yo, comiendo un huevo frito, tal y como se puede ver en la foto (no se ve el huevo, pero si la mascarilla facial), ¿de verdad no hay en este gallinero del mundo mundial, un plumífero lo suficientemente listo como quedarse a comer los granos que quedan en el suelo, mientras los demás van detrás de los puñados que lanza el tipo?
Es algo que siempre me llamo la atención del comportamiento gallináceo. Y claro, me es imposible no relacionarlo con estas situaciones en las que también andamos como pollos, para más inri sin cabeza, detrás de algo que nos alivie el ansia y el miedo a quedarnos sin comer, sin fijarnos en nada más. Lo cual supone un desperdicio de comida y esfuerzo. Los granos semienterrados, las berzas pochas a base de pisotearlas, las miñocas escapando disimuladamente, solo las piedras seguirán allí. Cuando acabe el minuto del pienso y volvemos a donde quedaron los puñados de comida, aun tenemos que escarbar y rebuscar para ir picoteando. Y con un ojo en el alimento y otro en los colegas. Que también están al loro para pelearse por cada grano. Con lo cual, y por si fuera poca fatiga, podemos acabar como el Dioni, con un ojo para cada lado. Imagen deprimente por demás.
Lo mismo sucede con la información sobre el tema. No nos ponemos a analizar si nos están echando granos de maíz, centeno, berzas, miñocas o piedras. Es ver al del caldero y todos a la alambrada como locos en un revuelo de plumas, cacareos, picotazos, malos modos en general, para llegar antes que ninguno a… perseguir los movimientos del jefe, el cual ostenta esta categoría porque tiene el caldero de la comida, en vez de observar la trayectoria de los puñados y quedarse tranquilamente picoteando.
Por lo cual, y debido a este comportamiento, estoy empezando a plantearme otra teoría de los orígenes. La Iglesia tiene la suya, esa de la costilla, del barro y tal. Darwin expuso la suya por la que resulta que al final descendemos de un árbol, por medio de una liana y con forma de mono. Pero, a la vista de cómo está el gallinero, se me presenta otra tesis. ¿Y si descendemos de la gallina? Así se explicaría también la existencia de ese inquietante dilema de: que fue antes ¿la gallina o el huevo? Porque nuestro origen es un dilema y nuestro comportamiento ante la autoridad del caldero.., de gallinas. Por lo que si tiene forma de huevo, se fríe como un huevo y hace pío…
Como no todo va a ser espeluznante, aquí dejo un compendio de Los ocho principios irresistibles de la diversión, Vals del Danubio Azul con Patos, incluido. Que era lo que en realidad tiene que ver con el título. Es que me fui liando, liando…
*Facebookera