La situación es extrema en Japón. A las miles de víctimas causadas por el tsunami que ha arrasado el noroeste del país, a los que habría que añadir las decenas de miles de desaparecidos, se ha unido la amenaza de catástrofe nuclear. El reactor de la central nuclear de Fukushima-1, ha explotado, por segunda vez en dos días hiriendo a 11 trabajadores y liberando al aire una “nube blanca” que ha afectado a una extensión aún no determinada alrededor de la central.
Aunque las autoridades japonesas han asegurado que no hay daños en los contenedores del reactor y que el núcleo del mismo está intacto, la Agencia de Seguridad Nuclear ha hecho un llamamiento a los habitantes de la zona que viven “a 20 kilómetros a la redonda” de Fukushima-1 para que no salgan “bajo ninguna circunstancia de casa”, mientras que los responsables locales han pedido la urgente evacuación de 600 personas que residen en las inmediaciones de la central.