Unos 80 millones de toneladas de CO2. Esa es la cantidad de contaminación que se disipa gracias a los bosques en España, ya que, según un estudio del Colegio de Ingenieros de Montes, el 20% de las emisiones de CO2 que se producen en España se fijan en la superficie forestal. Y a pesar de que la inversión en naturaleza no compensa económicamente, se estima que cada año la superficie boscosa española crece en unas 190.000 hectáreas según los últimos inventarios.
Los ingenieros forestales abogan por imponer un impuesto sobre los sectores más contaminantes, como los hidrocarburos, para construir un capital natural que ayude a frenar el efecto invernadero, una ecotasa vigente en otros países que podría también aplicarse a empresas de turismo rural y visitantes.