MARY FERNÁNDEZ/ Por activa, pasiva y fábula nos avisaron de que tuviéramos cuidado con los lobos disfrazados de piel de cordero. Es una buena actitud a tener en cuenta porque nos evita muchos marrones. Si se observan bien las intenciones de algunos, demasiados ya, veremos que debajo del forro de borreguito, sale una cola peluda que no tiene nada que ver con la lana. A no ser que el cordero se hubiera hecho unas extensiones capilares, cosa poco probable, pero no imposible. A día de hoy, las técnicas de maquillaje y caracterización son capaces de clonar la realidad por la gran calidad conseguida en las mismas, lo que las hace muy útiles para todo y todos. Pero, siempre los peros aunque hablemos de pelos, es un truco que no deja de ser un camuflaje, para bien o para mal, de la mencionada realidad. En este caso, el cordero no se hizo extensiones porque ni siquiera es cordero.
El panorama que se puede ver desde cualquier ventana del mundo es, cuando menos, desolador. Tenemos unas tenebrosas vistas a una crisis tremenda a todos los niveles: físico, ético, moral y, por lo tanto, de principios. Parece que la actitud de unos cuantos, tipo ejecutivo agresivo en la que el todo vale, incluso cargarse todo lo que haga falta para la consecución de objetivos y sin reparar en gastos, se da de narices con otra, correspondiente a la gran mayoría, como es el llegar a fin de mes o, en vista de tanta catástrofe, llegar a mañana a ser posible sin daños ni perjuicios demasiado graves. Cosa esta última, cada vez más difícil, porque a los desastres propios de la Naturaleza, los humanos nos empeñamos en añadirle emoción a base de inventos peligrosos tanto en el campo científico como en el de las ideas y sus correspondientes estrategias. Eso sí, con una gran rentabilidad para algunos, como no podía ser de otra manera y, con gran aceptación por parte de quienes se supone deben velar por los intereses y bienestar de todos, según se desprende de la actitud imperante. Más parece ser la del Consejo de Administración de una empresa desbocada detrás de la zanahoria de los macro beneficios, a costa de quien o lo que sea.
No es cuestión de quedarse sentado a ver las noticias, escuchando declaraciones políticas o de expertos más o menos “expertos”, porque muchas veces hay que ver quién está realmente detrás de todas esas comunicaciones tan convenientes para según qué intereses y, al mismo tiempo y en muchos casos, tan opuestas entre sí y con la realidad. Lo que me lleva a pensar una y otra vez que no es oro todo lo que reluce, incluyendo el pico de muchos, por un lado y, por otro, la sospecha de que los dulces e inocentes corderitos, no solo pueden ser la tapadera del lobo, sino que lo son de un león, pues para el tamaño del desastre y su urbi et orbe correspondiente, un lobo se queda corto y ridículamente pequeño. Pena que Ángel Cristo ya no esté entre nosotros para asesorarnos sobre leones asesinos. ¡Ah!, la cola ya no sería peluda, en esta mutación sería como una especie de brocha gorda, muy gorda, muy larga y muy brocha.
Es una buena época para sacarle las telarañas al criterio propio, intuición, discernimiento, objetividad, escepticismo positivo…, cualidades que forman parte de lo que se suele llamar sentido común y/o, en casos más graves, instinto de supervivencia.