Así lo ha querido la estrella del celuloide: de la fortuna de 600 millones de dólares que ha dejado tras su muerte hace unos días, la mayoría irá a parar a las organizaciones benéficas de lucha contra el SIDA con las que colaboró durante décadas. En un principio, su colección de joyas, valoradas en 2002 en 150 millones de dólares, será subastada para destinar lo recaudado a la Elizabeth Taylor AIDS Fundation y a una asociación caritativa de lucha contra esta enfermedad que ayudó a fundar en 1985, según recogen algunos medios estadounidenses.
Las cuentas de la sirena de los ojos violeta son de vértigo: en 1994, cuando se divorció de su último marido, se estimaba que tenía un patrimonio de casi 609 millones de dólares, una cifra que hoy en día podría superar los mil millones. Teniendo en cuenta que durante los años 90 Taylor ganaba 2 dólares por segundo, 63 millones de dólares al año, la actriz no dejó de ingresar nunca por trabajar en el cine, además de sumar en su cuenta los beneficios de su perfume, White Diamonds, con el que el año pasado ganó 70 millones de dólares.