No ha cometido ningún delito de sangre y tampoco ha disfrutado de libertad desde 1976, cuando Suárez era presidente y el papa aún era Pablo VI. Es Miguel Francisco Montes, que tenía 25 años cuando entró en la trena y al que, ya con 60, el Tribunal Supremo podría excarcelar. Los magistrados del alto tribunal lo discutirán desde este martes y parece que la Fiscalía está por la labor, puesto que se opone a que siga acumulando condenas que podrían mantenerlo entre rejas hasta 2021, 10 años más.
¿Cómo puede ser que, sin haber matada a nadie, Montes lleve en la cárcel 4 años más que el etarra más sanguinario? Pues, al margen de la mierda de legislación penal que lo permite, porque ha ido acumulando condenas a causa de sus intentos de fuga, una modalidad en la que se ve que este preso no es precisamente el Conde de Montecristo o el Lute. Es tan malo en esto que la última vez que lo pillaron fue en noviembre de 2009, cuando se le autorizó a ir al entierro de su madre.