Por supuesto, eso lo ha dicho uno de ellos, pero no uno cualquiera, sino el vicepresidente del Parlamento Europeo, Alejo Vidal-Quadras. Este señor, en el Foro Europeo ‘Reformas presupuestaria y Agraria’, organizado por el PP, ha manifestado que la postura de los europarlamentarios es “algo que no hay que explicar y que entiende todo el mundo“, ya que la obligación de volar “150 ó 300 veces” al año “requiere unas condiciones físicas que sean las adecuadas a este esfuerzo“.
Y ha añadido esta perla “la razón por la que viajamos en ‘business’ no son el lujo, el placer o el capricho, sino que responde a una necesidad objetiva de que personas que están obligadas por razón de su trabajo a estar en el aire 15 días completos puedan viajar en unas condiciones de una cierta comodidad y no lleguen machacados al trabajo después de ir con las rodillas pegadas al asiento delantero”.
Lo que no ha añadido el señor Vidal-Quadras es que un billete normal Madrid-Bruselas en turista cuesta, alrededor, de 310 € y que en bussiness es casi cuatro veces más caro. Tampoco ha comentado que el mencionado vuelo dura 2 horas y 15 minutos, no se trata de una travesía transoceánica de 8, 9 o 10 horas y, por supuesto, no ha hecho referencia al hecho de que los europàrlamentarios cobran un sueldo de 7.000 € netos al mes, casi seis veces el de un trabajador medio español; que su jornada laboral es de 4 días, de lunes a jueves, que los gastos de desplazamientos por motivo de trabajo y viajes están pagados, que los hacen con billetes de clase business; que pueden nombrar a sus colaboradores personales, sin excluir a parientes directos, que el sueldo de los mismos lo paga el Parlamento Europeo (es decir los ciudadanos de los países de la Unión) y que se jubilan a los 63 añños, no a los 65 o 67 y que tienen derecho a una pensión, sea cual sea el tiempo que hayan estado en la Cámara.