Un muro de acero y una valla para intentar evitar que la central nuclear de Fukushima vierta más agua contaminada con sustancias radiactivas al mar. Con siete placas de acero y una malla de material sintético de 120 metros de ancho, TEPCO, la operadora de la central, pretende taponar la fuga del reactor 2.
Aún así la situación es crítica, con niveles de yodo radiactivo 63.000 veces por encima del límite legal en el agua tras la fuga altamente contaminante, algo que preocupa seriamente a países como China, Corea del Sur o Rusia. Además, la operadora ha liberado 9.000 toneladas de agua con niveles bajos de materiales radiactivos, ya que tal cantidad de agua estaba ralentizando los trabajos para recuperar el control de la nuclear.