En Cuba ni el Tato cree que los hermanos Castro, dos ancianos que llevan 52 gobernando la isla como si fuese su cortijo, puedan sacar al país de la situación en la que se encuentra. Pese a que se ha convocado, por primera vez en 14 años, un Congreso del Partido Comunista con la intención de transformar una economía soviética en otra parecida a la china, el 77 % de los cubanos está convencido de que el Gobierno no podrá resolver a corto plazo sus problemas. Y estos son asfixiantes, como precios muy altos a los que no pueden hacer frente salarios de miseria, lo que ha colocado bajo el umbral de la pobreza a casi el 60% de la población. El sondeo, realizado por el Instituto Republicano Internacional (IRI), señala que el 45,4% de la población cree que las cosas van mal o muy mal, el 35% que igual que en los últimos años y sólo el 2% que funciona. Los datos se completan con la opinión de un 44% de que afirma que su familia vive peor que antes y el 52,7% que no ve cambio alguno.
Ni el recorte de las libertades básicas o el hecho de vivir en un régimen policial, han evitado que casi el 61% de los encuestados hayan señalado los sueldos bajos como el primero de sus problemas, que el 12,7% crea que es la falta de alimentos o que el 45% no dude en contestar que lo que gana no le llega ni para cubrir sus necesidades básicas, como la comida, la ropa o los medicamentos.
Mientras esto es lo que piensa su pueblo, los jerarcas cubanos se reúnen para tomar 290 medidas que Raúl Castro ha recalcado que son “acuciantes” para garantizar la subsistencia de la dictadura. Entre ellas, reactivar un aparato productivo que se quedó obsoleto hace 20 años, atraer la inversión extranjera o buscarles trabajo en la empresa privada al medio millón de funcionarios que van a ser despedidos.