Veamos, las cosas son así, mientras Telefónica, por ejemplo, está pensando en repartir entre sus directivos varios cientos de millones de euros, el 46% de las horas extras realizadas por los trabajadores españoles en 2010 no les fueron pagadas. El dato lo ha proporcionado el informe ‘La evolución del tiempo de trabajo‘ de UGT.
Ello significa que los curritos dejamos de percibir los ingresos de 2,5 millones de horas extras que sí trabajamos, curiosamente, la mayoría de ellas en empresas con plantillas superiores a los 250 empleados. Por comunidades autónomas en las que el número de horas extraordinarias se redujo se encuentran Andalucía, Asturias, Canarias, Cantabria, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid, Navarra, País Vasco y La Rioja.
Como era de esperar, los más perjudicados por esta práctica son las mujeres y los trabajadores jóvenes y las consecuencias sobre la salud son evidentes: más trabajo y menos descanso, mientras que hay otras que se ven menos, como la disminución de la contratación, menos creación de empleo “ya que la empresa esconde sus necesidades reales de personal” y la incompatibilidad entre la vida personal y laboral.