Se acabó ser meticuloso, ir echando un vistazo todos los días a los libros e hincar codos por lo menos un mes antes. Un grupo de científicos de la universidad inglesa de Bristol han descubierto que las hormonas que se producen por el estrés de estar estudiando a contrarreloj provocan cambios en las células cerebrales que permite que los recuerdos se graben de forma más efectiva, aumentando la capacidad de aprendizaje.
La liberación de cortisol y adrenalina provoca, según este grupo de científicos, que las células nerviosas crezcan e interactúen más entre ellas y favorece que los recuerdos se consoliden en el hipocampo, la parte del cerebro encargada de la memoria y el aprendizaje. Aunque ojo: si el estrés es excesivo la memoria, lejos de funcionar, borra la información que ya tiene para darle paso a la nueva.