La misión Gravity Probe B (GP-B) de la NASA ha confirmado dos predicciones clave derivadas de la teoría general de la relatividad de Albert Einstein, para las que fue diseñada la nave.
El experimento, iniciado en 2004, utilizó cuatro giroscopios ultra-precisos para medir el hipotético efecto gravitacional geódetico –-la curvatura del espacio y el tiempo alrededor de un cuerpo gravitacional–, y el efecto rotatorio de torsión por arrastre, —la cantidad que un objeto en rotación arrastra en el espacio y el tiempo con él a medida que gira.
GP-B determina ambos efectos con una precisión sin precedentes apuntando a una sola estrella, IM Pegasi, mientras se desplazaba en una órbita polar alrededor de la Tierra. Si la gravedad no afectase al espacio y el tiempo, los giroscopios de GP-B apuntarían siempre en la misma dirección mientras esté en órbita. Pero confirmando las teorías de Einstein, los giroscopios experimentaron cambios mensurables en la dirección de su giro, mientras que la gravedad de la Tierra tiraba de ellos.
Los resultados han sido publicados en la revista Physical Review Letters.