Somos más desconfiados que Rambo en una fiesta vietnamita. Eso es lo que asegura una encuesta de ARAG, conocida hoy y, según la cual, un 53% de los gallegos reconoce que no confía en los demás, y un 60% cree que el resto de personas no son de fiar.
Siempre hemos sido así de recelosos, pero la crisis nos ha hecho serlo aún más. La mitad de los gallegos reconocemos que confía “menos” que antes de la crisis y sólo un 1% asegura que tiene ahora más confianza en su entorno que cuando empezaron las dificultades económicas. Además, la pérdida de confianza afecta con mayor intensidad a jóvenes y personas desempleadas.
En concreto, un 70 % de los jóvenes está convencido de que el resto de personas no son dignas de confianza y también el 70 % de los parados cree que la gente no confía en los demás.; el 60 % de la población gallega considera que hay menos personas de confianza que hace 20 años, mientras que a un mayoritario 90% ya no le basta el tradicional apretón de manos y prefiere dejar los acuerdos por escrito.
Y nos sobran los motivos ya que uno de cada dos gallegos reconoce haber sido engañado en el último año y por todos lados. El 29% asegura que por compañeros de trabajo, vecinos y vendedores; en el 24% por comercios, tiendas y empresas, el 21% por la familia, pareja y amigos;y en el 17,9% por la Administración y las instituciones públicas.
Eso sí, los que nos son dignos de confianza son los demás, porque si nos preguntan a nosotros, el 92% nos vemos como personas de fiar. Pese a ello nuestro círculo de confianza, el mismo que tenía De Niro en ‘La familia de mi novia’, sólo incluye a la familia, pareja y amigos, a los que les damos una nota muy alta en fiabilidad, 8,6 8,9 y 7,9, respectivamente, pero sin llegar al sobresaliente, calificación a la que ni se acercan los vecinos y que no pueden ni soñar los conocidos, que no alcanzan ni el 3.