Se apostarán a las puertas del Concello el próximo 11 de junio, coincidiendo con la toma de posesión de la nueva corporación municipal, no para deslegitimar el proceso democrático por el que se ha elegido al nuevo alcalde, Abel Caballero, sino para “recordar a los poderes públicos y a la ciudadanía que los problemas políticos y económicos que hicieron brotar en la sociedad este movimiento persisten en toda su gravedad, que los cargos políticos han ignorado sus reclamaciones legítimas” y que continuarán movilizándose para pedir cambios.
Será una de las últimas acciones de este movimiento en Vigo hasta que se celebre una hilera de manifestaciones a nivel nacional e internacional el próximo 19 de junio para reclamar una democracia que dé mayor poder a los ciudadanos cambiando los canales de participación política de los ciudadanos y exigiendo responsabilidades a la clase política por su comportamiento durante la crisis económica.
En cuanto a la continuación de las acampadas, los ‘indignados’ vigueses todavía tienen por decidir qué va a pasar con el campamento que tienen montado en la Praza do Rei. Perfectamente organizados, con tres asambleas semanales, aún falra que se reúnan para decidir si la acampada se levanta, si continúa hasta alguna fecha determinada o de forma indefinida, aunque comparten el levantamiento de acampadas como la de Barcelona o el próximo fin de la de Sol que “se han ganado un lugar en la historia de España y del mundo porque han supuesto un rotundo éxito político y social y han dejado una huella indeleble en la sociedad española que la clase política no puede ignorar”.