Parece una tontería, pero si no están casados ponen en peligro la economía mundial. Las culpables son las tradiciones, que obligan a los chinos a tener casa propia para poder casarse y al precio en el que se encuentran las viviendas hoy en día les obliga a ahorrar hasta el último yuan para poder meterse en la hipoteca. El resultado es que no consumen. Y con más de 1.400 millones de habitantes eso se nota.
También provoca que las viviendas de solteros de los chinos sean infraviviendas, poniendo en alquiler sótanos y espacios poco adecuados para vivir, espacios reducidos, muchas veces sin ventanas ni ventilación y con zonas como baño y cocina comunes, pero muy baratos. Algo que afecta a más de un millón de chinos, según los últimos estudios. En esta tesitura, los chinos ahorran cerca de un tercio de su salario, siete veces más por ejemplo que los ciudadanos estadounidenses.
Aquí sí que los problemas económicos hacen saltar al amor por la ventana.