Esa es la conclusión del estudio ‘Sexo y secularismo’ realizado por un equipo dirigido por el doctor Darrel Ray, de la Universidad de Kansas. Ray ha asegurado que el informe empezó como una simple encuesta, pero que se fue haciendo más y más interesante a la vista del número de personas que relataron sus experiencia o incluyeron comentarios sobre cómo había influido la religión en su vida sexual.
“No es que los ateos tengan mejor sexo”, asegura el profesor Ray, “sienten menos culpa sobre el sexo, son capaces de compartir sus fantasías y obtienen más satisfacción sexual”. Los científicos comprobaron que “dejar a Jesús o Alá fuera del dormitorio libera a las personas, las vuelve más abiertas y creativas con sus parejas”.
El doctor es muy expresivo en este punto y asegura que “creer en Jesús o Alá y meterlos en la cama es una interferencia en el disfrute total; Dios en tu cerebro actuará como un detractor de tu disfrute”. Por ello la culpa de la religión desaparece una vez las personas la abandonan y ello hace que mejoren su vida sexual. “En especial las mujeres que, en un 38,6% de los casos aseguran que sus relaciones sexuales son mucho más plenas y placenteras una vez que han dejado de lado sus creencias”, un porcentaje que en los hombres llega al 26,9% de los casos.