Pintamos menos en Europa que Paquirrín en una biblioteca. La prueba la ha dado, además del Gobierno español que ha anunciado que no denunciará a Alemania por mentir en la ‘crisis de los pepinos’ causando pérdidas a la agricultura española que superan los 6.000 millones de euros, la Oficina de Protección del Consumidor de Baja Sajonia que en un comunicado ha dicho, textualmente, que la explotación de esa misma región foco de la infección de ‘E. Coli’ ha tenido “mala suerte”.
Y no sólo eso, sino que ha descartado sanciones y acciones legales contra sus responsables, a pesar de que el número de muertos a causa de esta enfermedad es ya de 31, según el criterio de los inspectores “cumplían con toda la normativa en vigor respecto a sus cultivos de brotes de semillas”. El gobierno del land, desde donde se culpó a los pepinos españoles de causar el contagio y que ya ha dejado claro que ni siquiera se disculpará se ha dicho que “hasta ahora toda la investigación demuestra que la granja es impecable. Es higiénica y cumplía con toda la normativa” y su portavoz, Gert Hahne, en un ejercicio de cinismo que resulta insultante ha añadido “lo mires por donde lo mires, no hay ningún fallo de la granja ni base legal alguna para responsabilizarles: no puedes castigar a alguien por tener mala suerte”.