Hace más de 40 años que una reforme conciliar les permitió quitarse el hábito e ir de calle para sus labores diarias, entre las que se encuentran una dedicación a la enseñanza, a la sanidad o a la atención a ancianos y más desfavorecidos. Sin embargo, si quieren ver al Papa Benedicto XVI este agosto en la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid tendrán que volver a retomar el hábito, sino no podrán acceder a El Escorial.
En estos momentos en España hay más de 54.000 monjas que no usan los hábitos en su vida diaria, algunas de ellas de las congregaciones más relevantes, como las carmelitas, las salesianas o las jesuitinas. Por eso, las distintas congregaciones ya han enviado a los organizadores cartas de protesta alegando que el crucifijo que llevan es su único uniforme de forma legal, aunque ya les han contestado que deberán llevar el hábito, negro, gris o blanco, para poder identificarse.