El Gobierno español ha negado siempre que España esté en guerra, pero la realidad es que el atentado terrorista que ha acabado este domingo con la vida del sargento Manuel Argudin Perrino y la soldado Niyireth Pineda Marín ha elevado a 97 el número de bajas de las Fuerzas Armadas españolas en Afganistán, desde el inicio de su despliegue en el país asiático a finales de enero de 2002.
El último atentado mortal contra las tropas españolas en Afganistán se produjo el 25 de agosto de 2010 cuando fallecieron tiroteados dos guardias civiles, su intérprete y un conductor afgano.
Dos accidentes suman la mayor parte de las 97 víctimas mortales en Afganistán: 62 militares perdieron la vida al estrellarse en las cercanías del aeropuerto turco de Trebisonda el avión Yak-42 en el que regresaban a España el 26 de mayo de 2003, y el 16 de agosto de 2005 fallecieron 17 militares al caer el helicóptero Cougar en el que viajaban en un vuelo de reconocimiento en Shindand, cerca de Herat.
Las tropas españolas en Afganistán sufrieron su último ataque hace una semana, el pasado sábado 18 de junio, cuando cuatro militares españoles y un intérprete civil resultaron heridos al estallar otro artefacto explosivo en las proximidades de Ludina (Afganistán), al paso del blindado en el que viajaban, como consecuencia de ello un teniente y una soldado sufrieron la amputación de una pierna.
Coincidiendo con el anuncio del presidente Obama de un repliegue de 10.000 soldados estadounidenses en aquel país, el presidente del Gobierno español, aseguró que el Ejecutivo tiene un “plan de retirada” de Afganistán que contempla que el repliegue comience en 2012 y que se complete en 2014.
