Salvados por la campana. Grecia ha esquivado la quiebra técnica después de que el Parlamento consiguiera aprobar el nuevo plan de austeridad por los pelos: de los 300 votos posibles, 155 dieron el sí, pero otros 138 votaron en contra, incluidos tres diputados del partido socialista que lidera Papandreu. El voto a favor de un ex miembro de Nueva Democracia ha hecho posible sacar adelante unos recortes sin los que la Unión Europea y FMI no darían a los griegos la quinta fase de ayudas del primer plan de rescate ni abrirían la negociación a un segundo apoyo monetario.
Entre las medidas aprobadas, la privatización de muchos servicios, el despido de unos 150.000 funcionarios, la subida de impuestos y el recorte de gastos para intentar sacar más de 78.000 millones de euros hasta 2015. Todo en medio del caos en el que se ha visto sumido Grecia desde ayer debido a la huelga general de 48 horas del país, la cuarta en lo que va de año, que ha sacado a miles de personas a la calle.