JOSÉ MANUEL PENA/ Nada más comenzar el verano proliferan los incendios, todo hay que decirlo la mayoría de ellos intencionados, y queda de manifiesto, una vez más, la importancia de los miembros del Grumir y de Protección Civil en casi todos los pueblos de ambos márgenes de la Ría de Arousa para luchar contra la prevención y extinción de los mismos y que no se llegase a producir desgracia personal alguna a pesar de los escasos medios con los que cuentan.
Concretamente en Riveira, días pasados, los miembros de estos dos colectivos se enfrentaron a jornadas de veinticuatro horas, sin descanso. Queda claro, para la Xunta y muchos consistorios, la necesidad e importancia vital de estos servicios para los vecinos de sus términos municipales. La mayor parte de estos grupos están compuestos por personas jóvenes que ponen voluntad en sus diferentes actuaciones de protección del medio ambiente, dando así cumplimiento al artículo 45 de la Constitución que establece que todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo.
Para los pirómanos y desalmados, términos como conservación, protección, ecosistema o biodiversidad se encuentran fuera de su vocabulario a pesar de que deberían ser conscientes de que los incendios forestales ocasionan una deforestación con efectos masivos y duraderos al terreno, mermando con ello la vida animal y vegetal, en esas zonas, durante varias décadas.