Si este lunes era el presidente del segundo banco alemán quien pedía a la UE que dejara quebrar a Grecia, la idea no parece desagradar tanto a los países de la Eurozona. Sus responsables económicos ya no excluyen el impago parcial de la deuda de aquel país como parte del segundo plan de rescate. Así lo ha asegurado el ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager.
Se produce, de esta manera un hecho insólito: los países de la Unión hacen caso omiso a los avisos del Banco Central Europeo (BCE), que se opone a cualquier quiebra parcial de Grecia y avisa de que desencadenará un efecto contagio al resto de países “similar al provocado por la caída del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008”.
Pero Kess de Jager ha sido terminante “decir que por un lado queremos una participación sustancial del sector privado y por otro evitar en todo momento un impago parcial era contradictorio“.
