En principio afecta sólo al de California, pero nadie nos asegura que no se extienda. Según un equipo de científicos estadounidenses, la caída del ph del agua por culpa de la contaminación hace que las larvas de mejillón se debiliten y se queden más pequeñas. Con un aumento del 30% en la acidez del agua en los últimos años, por el momento los que más sufren las consecuencias son los mejillones de los ecosistemas costeros del noroeste de Norteamérica.
Esa acidificación oceánica provocaría que las larvas, ya debilitadas por el aumento de los niveles de CO2, se desarrollen más lentamente y sean más vulnerables de cara a los depredarores, sufran más estrés y tengan un mayor riesgo de desecación.