JOSÉ MANUEL PENA/ La importancia pesquera de Galicia no se corresponde con el papel que juega esta comunidad autónoma en la política pesquera que emana de la Unión Europea. Esta puede legislar en materia pesquera sobre la preservación de recursos y explotación racional, los topes de capturas para determinadas especies como la merluza, jurel, sardina, caballa o bacaladilla así como sobre las paradas biológicas, los descartes, los sistemas de tratamiento y comercialización, etc., sin contar con la opinión del sector pesquero gallego.
La trazabilidad y la calidad de las especies pesqueras gallegas están por encima de la mayoría del resto de los países europeos y no obstante, casi siempre, salen más perjudicadas por la falta de representatividad de la pesca gallega en los diferentes foros europeos. Por eso la Consellería del Mar debería presionar al gobierno del Estado para que Galicia cuente con el peso específico que le corresponde al ser una de las regiones más importantes en materia pesquera, además de que las especies capturadas son destinadas al consumo humano y no a la industria transformadora, como ocurre en otros países del norte europeo.
Por otra parte Galicia tiene que ir pensando en reducir sus capturas y buscar mayor rentabilidad económica a través de las marcas de calidad y denominaciones de origen que les suponga unos mayores beneficios con un menor esfuerzo pesquero. También limitar las importaciones, de especies competitivas, de otros países no comunitarios y reducir drásticamente las ayudas públicas para lo que es una actividad privada y que tiene que sostenerse con sus propios recursos. Potenciar los cauces de comercialización y que la mayoría de los dirigentes pesqueros asuman sus responsabilidades cuando escasean ciertas especies dejando de culpabilizar de ello siempre a la administración. La mayoría de las veces es por una evidente sobreexplotación de los recursos y una nefasta política de vedas y paros biológicos contrarios a los propios ciclos naturales de las especies afectadas.