Así de claro lo deja un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge: nuestro cerebro ha llegado a su máximo potencial. Ello es así porque el mismo requeriría vastas cantidades de energía y oxígeno adicionales para superarla, algo imposible de lograr.

Simon Laughlin, profesor de neurobiología, expone que “demostramos que los cerebros deben consumir energía para funcionar y que estos requerimientos son lo suficientemente demandantes como para limitar nuestro rendimiento”, y agrega que “los poderes de largo alcance de la deducción demandan gran cantidad de energía, porque para buscar nuevas relaciones, el cerebro debe correlacionar información de manera constante desde diferentes fuentes”. Laughlin concluye que semejante demanda de energía significa que existe un límite para la información que podemos procesar”.


 

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