ALEJANDRA BERNARDO. Monrovia/ Lleva lloviendo desde el sábado pasado aunque el domingo nos dio un respiro. No sé si es el tiempo o lo que es, dos días llena de fuerza y los dos mismos días llena de pena. Debería estar contenta. Todos deberíamos estar contentos. Me invade el enfado, la tristeza y la rabia.
Ayer estuve en la oficina de inmigración en Monrovia. Os dejo la foto de la sala de espera y un video del restroom, si es que se puede llamar así. Se me ocurre un sustantivo más “acercado” aunque me lo impide el respeto por la administración del tipo que sea. Cuando pensé: necesito ir al servicio, ummm,…servicio aquí, cómo será? en la mayoría de sitios no hay sanitarios….pues así es, tal y cómo lo veis.
Pagamos facturas. Visité al representante español en Liberia y a casa. Esto fue ayer. Cambiamos algunos dólares americanos por liberianos, en algunos sitios se pagan en dólares liberianos, sobre todo las cantidades pequeñas. Por ejemplo, la hora. Sí, la hora. La hora de parking en la calle. 50 dólares liberianos la hora. Que qué es la hora? Un tío o tía con camiseta amarilla y gorra del color que toque ese día (sabe Dios qué gran o pequeño viaje habrá hecho esa gorra por el mundo hasta llegar a esa cabeza) y un cuaderno en la mano. Apunta la hora de llegada, el tiempo de estacionamiento, te entrega un trozo de papel, lo dejas en el coche y pagas cuando regresas al coche. Sí. En toda la ciudad. Y de este modo algunos hacen algún dinerillo. No me preguntéis la parte que se queda la administración local. Imagino que toda, al igual que la central.