Es sin duda la oleada de violencia en la calle de origen racial más grave registrada en Inglaterra. Si ayer los disturbios se extendían a Liverpool y Briston, hoy ha ocurrido lo mismo en Manchester. Unas 2.000 personas se enfrentan con toda su fuerza contra los 16.000 agentes de la policía que ha desplegado el primer ministro, David Cameron.
Van cerca de 700 detenidos desde el pasado sábado y hay decenas de heridos, tanto por parte de la policía como de los que están llevando a cabo los incidentes. Las imágenes que pasan por las televisiones son espeluznantes. Se está aconsejando a los establecimientos de los lugares en donde se están desarrollando las protestas que lo mejor es que cierren sus puertas a cal y canto.
Londres se encuentra una jornada más en máxima alerta. El detonante de estos graves disturbios fue la muerte hace casi una semana de un joven de color que falleció depués de ser acribillado a balazos por la policía. La tragedia volvió ayer cuando se registró un segundo fallecido, otro joven de 26 años.
