A diferencia del secreto de la Coca Cola, el de la cerveza rubia ahora sí que lo hemos descubierto. Bueno, no nosotros, sino un equipo internacional de investigadores que ha logrado identificar, por fin, identificar la levadura que resulta que tuvo que viajar, nada más y nada menos que 11.000 kilómetros hasta llegar a las cuevas de Baviera.
Al parecer, dicha levadura propició una fusión microbiana fortuita que es lo que hoy sustenta tan rica bebida de la industria cervecera.
Los científicos y los fabricantes de cerveza siempre han sabido que la levadura que permite fermentar esta bebida a bajas temperaturas es un híbrido, pero sólo se conocía una parte de ella.
Ahora un artículo publicado en una prestigiosa revista en la que han participado investigadores portugueses, argentinos y estadounidenses apunta a una levadura silvestre en los bosques de hayas en plena Patagonia.
Fue en el siglo XV cuando dicha levadura a modo microscópica viajó a Europa desde el continente latinamericano. Se cree que viajó cuando los europeos comenzaron a mover mercancías y personas a través del oceáno Atlántico, aunque no está muy claro como lo hizo. Podría haberlo hecho en una madera o, incluso, en el estómago de una mosca.