Así de claro lo dejó el presidente provincial popular. Rafael Louzán dijo en voz alta lo que todos los militantes del PP de Vigo, que llenaban la platea del Auditorio del Centro Social Novacaixagalicia, pensaban. Tras elogiar la figura del nuevo responsable del Partido Popular de la ciudad, “llevamos mucho tiempo juntos…pero no revueltos”, bromeó, indicó que “es de justicia que sea él, que se ha dejado media vida en este partido, quien asumiese este cargo”.
Las palabras de Louzán fueron repetidas en los sucesivos discursos, que se prolongaron ante el retraso de Alberto Núñez Feijóo y que dieron la oportunidad de intervenir a la presidenta saliente, Corina Porro, que llegó casi al final del acto, la ex ministra de Sanidad, Ana Pastor, o el secretario general del PP de Galicia, Alfonso Rueda.
La sorpresa del congreso fue ver subirse al escenario al alcalde de A Coruña, el primero del PP en 30 años quien, tras asegurar que el reto de este siglo será conseguir el bienestar de las personas que viven en las ciudades, ofreció toda su colaboración al nuevo presidente.
“No existe rivalidad entre A Coruña y Vigo o Vigo y A Coruña”, aseguró Carlos Negreira, quien se puso a disposición de Figueroa para “trabajar juntos y lograr que ambas ciudades sigan creciendo”.
La penúltima intervención, minutos después de que el presidente de la Xunta llegase al acto, fue la del propio Figueroa quien, dejando ver su emoción, algo excepcional, pidió a los militantes, que le dijesen “¿qué puedo hacer por el partido?” Figueroa tuvo un recuerdo para todos sus predecesores, subrayó que la vocación del Partido Popular era unir, “escapar de localismos estériles” al tiempo que negó que fuese posible que Vigo se desarrollase en solitario “rotundamente, no”.
El nuevo presidente, que criticó a los que viven en la permanente “minoría absoluta”, en clara referencia a Abel Caballero, al que no citó ni una vez, pidió a los “afiliados y simpatizantes, que son lo mejor de este partido, más esfuerzo, energía, entrega y dedicación” y aseguró que llegaba al cargo con la ilusión y “fuerza” que tenía “en 1987 cuando me pidieron que fuese en la lista que encabezaba Carlos Mantilla”.