Benedicto XVI, que ha iniciado este jueves el tercer viaje a su país, ha declarado que entiende que “frente a crímenes como los abusos a menores cometidos por sacerdotes, la gente deje la Iglesia”. En respuesta a las preguntas de los periodistas que viajan con él, el Papa ha añadido que, ante estos actos, “un cristiano puede decir esta no es mi Iglesia”, porque, aseguró, “la Iglesia es una fuerza de humanización y moralización y si ellos mismos hacen lo contrario, no puedo estar ya con esta Iglesia”.
Para Joseph Ratzinguer, “si en la Iglesia hay escándalos y humanidades terribles es necesario renovar la conciencia de la especificidad de ser Iglesia, aprender a soportar esto y trabajar para que no se vuelva a repetir”. Con respecto a las protestas en contra de la visita que se preparan para estos días en Berlin, el Papa ha contestado que “no tiene nada que decir en contra de manifestaciones que se desarrollan de forma civilizada“, respeta a quienes protestan y le ha parecido que “esto es normal en una sociedad civilizada caracterizada por una fuerte secularización”.