En ninguno de los párrafos que regulan las sanciones por aparcar en zonas prohibidas se especifica que las mismas no sean aplicables al alcalde o a los concejales que, en contra de lo que sucede en otros estamentos, como los parlamentos autonómicos, el Congreso y el Senado, no están aforados y no disponen de inmunidad.
Esto debería saberlo Abel Caballero que este martes, durante una visita a las humanizaciones de las calles Pino y Asturias, tuvo su coche oficial estacionado, durante la media hora que permaneció en la zona, en un aparcamiento reservado para discapacitados.
Según el propio reglamento municipal, se trata de una infracción grave que debe sancionarse con una multa de 200 €, que son los que tendrías que pagar tú, o yo o la persona a la que ha llegado esta notificación de la denuncia por dejar su coche en zona reservada a carga y descarga.
De acuerdo con el Artículo 94.1 del Reglamento General de Circulación, la sanción aplicable por “estacionar en una zona señalizada como reservada a minusválidos” es el mencionado importe, con la posibilidad de rebajarlo al 50% por ‘pronto pago’, es decir, si se hace efectivo dentro de los 20 días naturales siguientes a la notificación de la infracción.
No es la primera vez que el coche oficial del alcalde está mal aparcado. Es más: se trata de un práctica relativamente frecuente que, en algún caso, se ha justificado alegando que, al ser un agente de la Policía Local quien conduce no es aplicable la norma, o para facilitar la protección del propio regidor. Ambas excusas estarían muy bien si la ley las contemplase, que no es el caso, y si no hubiese posibilidad de dejar el coche en otro lugar, que sí lo era.
Exactamente, el coche de Abel Caballero tenía, al menos, dos estacionamientos libres en la rúa Asturias, como pudo comprobar vigoalminuto y varios compañeros de otros medios de comunicación que acudieron a cubrir la visita. Tampoco podrá alegar el alcalde que se trataba de un acto oficial, pues como él mismo aseguró a una pregunta de un compañero que quiso saber si esta visita no contravenía las normas electorales, “puedo caminar por la calle como un ciudadano cualquiera, lo contrario sería limitar mis derechos constitucionales”.