El acuerdo de cooperación entre México y Estados Unidos para combatir el crimen organizado que está asolando el aquel país, no ha impedido que la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos de Estados Unidos (ATF), permitiese, entre 2006 y 2007, la entrega de armas procedentes de Tucson (Arizona) a los cárteles mexicanos. Según desvela Los Angeles Times, la operación se hizo con el objetivo de conocer el funcionamiento y las actividades de estas organizaciones criminales, una operación conocida con el nombre de ‘Receptor Abierto’.
Según las pruebas entregadas por el Departamento de Justicia al Congreso, la operación fue un absoluto fracaso y las armas “se perdieron en México“. Precisamente esta circunstancia es comentada por el subprocurador de la División Criminal, Jason Weinstein, al jefe del Departamento de Crimen Organizado y Pandillas, James Trusty,en un correo electrónico en el que propone depurar responsabilidades, al tiempo que reconoce que “es un asunto delicado, dado el número de armas que han cruzado” la frontera.
Además de Weinstein y Trusty, Los Angeles Times asegura que altos cargos del Departamento de Justicia conocían la operación y advirtieron de la posibilidad de que la misma se solapase con los de ‘Rápido y Furioso’, llevada a cabo en 2009 con el mismo objetivo.