Hasta mitad del mes pasado, el Concello consumió un total de 986.000 litros de agua al día en la limpieza de calles, riego de jardines y funcionamiento de fuentes, según ha podido constatar esta redacción en datos municipales. En esa fecha, las reservas de agua de Eiras y Zamáns eran, en su conjunto, inferiores al 63% de su capacidad, los peores datos desde 2003, circunstancia que era conocida por el gobierno local. El mismo fue advertido de la preocupante situación un mes antes, pese a lo cual no se anunció la adopción de medidas hasta el 11 de agosto. Ese día el alcalde declaró que había tomado la decisión de ahorrar 810.000 litros al día,”hemos puesto en marcha la medida sin avisar a nadie”, declaró, enfatizando que se hizo para constatar si el servicio se veía afectado “cosa que comprobamos que no es así, puesto que nadie se dio cuenta de que estábamos empleando menos agua, lo que indica que el ahorro no le resta calidad al trabajo realizado”, indicó.
Catorce días después, Caballero se contradijo declarando que, de momento, no habría restricciones, sino solo una campaña para fomentar el ahorro en los hogares con recomendaciones básicas como usar la ducha en lugar del baño a la hora del aseo personal. Posteriormente, si la situación se agrava, “llegará la suspensión del baldeo” y otras. Eiras estaba, entonces al 64% (un 14% menos que en 2010) y Zamáns al 55% (casi un 30% menor que la medida tomada un año antes).
Sin embargo, como pudo comprobar esta redacción las noches del, 7,8 y 9 de septiembre, seguía el riego de aceras por la noche y no fue hasta el día 21, cuando Abel Caballero anunció la puesta en marcha de una campaña para pedir a los vigueses “un consumo responsable”. En esa fecha, las reservas de Zamáns eran del 45% y las de Eiras, del 54% y el alcalde aseguró en rueda de prensa que “estamos en una situación muy crítica”, pese a lo cual, tardó una semana en cortar el suministro a las fuentes y en poner en marcha la cacareada campaña que, tras asegurar que pese a que Vigo tiene un clima privilegiado, achaca la escasez al efecto invernadero. “nuestra ciudad también está sufriendo las consecuencias del calentamiento global. Este año está siendo el más seco y cálido de los últimos 50 años. Todo el norte está sufriendo un aumento de las temperaturas de 3,5 grados por encima del habitual”, datos que ya eran públicos en abril, 6 meses antes de que el Concello tomase medidas, y que hizo que la Consellería de Medio iniciase un plan de control de embalses.