No hay que ser muy inteligente para saber que con una media de 45 viajeros al día un aeropuerto no puede ser rentable nunca. Y lo sabe muy bien la compañía de bajo coste Vueling que hoy realizó su último despegue desde el de Ciudad Real, lo que se traduce también el fin de los vuelos comerciales en dicho aeródromo.
Vueling era la única compañía que operaba en el aeropuerto de Ciudad Real. Sólo ofrecía dos rutas a la semana entre la localidad castellano manchega y las ciudades de Barcelona y Palma de Mallorca.
El aeropuerto, que comenzó a funcionar en 2008, no cumplió ninguna de sus expectativas. Ni el número de pasajeros fue significativo ni nunca se llegó, ni de lejos, a los 2 millonde de viajeros previstos. En 3 años sólo se registraron 100.000 usuarios.
De nada sirvió contar con una pista de 4.000 metros y una terminal de pasajeros de 28.000 metros cuadrados con capacidad para 5 millones de viajeros, y una zona de carga para mover hasta 90.000 toneladas anuales.
A partir de ahora el aeropuerto sólo se abrirá para el despegue y el aterrizaje de vuelos privados y será así mientras lo permita el Juzgado de lo Mercantil de Ciudad Real, que lleva el concurso de acreedores en el que está inmerso.
Viendo lo de hoy en Ciudad Real nos preguntamos si ocurrirá lo mismo con otros aeropuertos fantasmagóricos como el de Lleida con poquísimos pasajeros al mes o como el de Castellón, en donde ni hay aviones ni hay nada de nada.
Para denunciar el derroche de dinero público en este tipo de infraestructuras, una veintena de indignados del 15M tanto de Ciudad Real como de Puertollano están llevando a cabo un encierro en el aeropuerto.