Ya no hay nadie en la Unión Europea que oculte su irritación con el Gobierno Papandreu. Si este jueves era Sarkozy el que aseguraba, refiriéndose a la oposición griega que se alegraba de que “haya dirigentes responsables que no piensen sólo en sus intereses partidistas”, lo que fue interpretado como una bofetada a Papandreu, hoy el presidente de la Comisión Europea no ha sido más diplomático.
José Manuel Durao Barroso, quien a la pregunta de un periodista de la BBC sobre la posibilidad de que Grecia salga del euro ha contestado, “depende de ellos. Nos gustaría que se quedaran, porque creo que el principio de que un país deje el euro no es bueno, pero finalmente depende de ellos, de que sean capaces de aplicar las decisiones tomadas juntos“. Barroso, además, se ha permitido ‘aconsejar’ a los dirigentes de aquel país cómo gobernarlo, “esperamos es que haya un Gobierno de unidad nacional que concluya un acuerdo con nosotros para un nuevo programa de la UE y del FMI, así que creo que todos los problemas se resolverán”, y ha añadido “¿cuáles son las otras opciones para los ciudadanos griegos? La quiebra y tener auténticas dificultades para pagar sueldos a los funcionarios, las escuelas. Sería la paralización del país“.
Eso sí, Barroso no ha comentado nada sobre el especial interés que tienen Sarkozy, Merkel y Obama en que no se celebre el referéndum, y que podría tener que ver más con el hecho de que bancos de los tres países tengan en su poder el 71% de toda la deuda pública griega (Francia el 32,93%, EEUU, el 24,84% y Alemania el 13,22%), que con el interés en salvar el Euro.