Así es: el incremento de unos pocos grados centígrados conduce a la masculinización de algunos animales. Y así lo ha demostrado un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que señala que este aspecto es relevante en un contexto de cambio global y que esclarece por qué muchos de los peces de cultivo son machos.
Las conclusiones se han extraído de una investigación realizada en lubinas, en la cual se ha descubierto un mecanismo molecular que vincula que la alta temperatura inhibe la acción de la aromatasa, una enzima que convierte los andrógenos en estrógenos, esenciales estos últimos en la formación de los ovarios en todos los vertebrados no mamíferos, como publica el último número de la revista PLoS Genetics.
El investigador del Instituto de Ciencias del Mar, Francesc Piferrer explica que en muchas especies de vertebrados, principalmente peces y reptiles, la temperatura ambiental influye en la determinación del sexo de los individuos y que esta influencia se acentúa más en algunos casos, en los que el hecho de que haga más o menos calor se impone a la información genética escrita en el ADN.