El Fiscal ha acusado oficialmente de homicidio a Francisco Javier Álvarez quien, presuntamente, mató el pasado 11 de octubre a su mujer, Cristina González Sacau, de la que estaba en trámites de divorcio. Sin perjuicio de que esta acusación pueda ser cambiada por la de asesinato, la Fiscalía entiende que Álvarez apuñaló, al menos, tres veces a su víctima, una versión que, a la vista de las pruebas, comparte el abogado de la familia de Cristina, que se ha personado en la causa como acusación particular.
Sin embargo, como ya había hecho el 14 de octubre y el 1 de diciembre, el acusado, que este martes compareció de nuevo ante el Juzgado de Violencia sobre la Mujer número de Vigo, Francisco Javier Álvarez reiteró que Cristina y él forcejearon por hacerse con el cuchillo y que fue ella misma quien, en esas circunstancias acabó clavándoselo. Ello ha dado pie a que su abogado haya asegurado que su cliente carezca de responsabilidad criminal, ya que no tenía intención de matar.
Sin embargo, para el Fiscal y el abogado de la familia González Sacau, esta versión no concuerda con las pruebas ni con las anteriores declaraciones del acusado. Este aseguró, en un primer momento, que había actuado en defensa propia, admitió que se había llevado varios objetos de la casa, -en la que afirmó había entrado por una puerta trasera que no se cerraba con intención de avisar de este hecho y de que las luces estaban encendidas- entre ellos el ordenador de la víctima, y que los había enterrado en un monte para simular un robo.
Sin embargo, la versión del presunto homicida no coincidiría, de acuerdo con las declaraciones del abogado de la familia de Cristina, con las conclusiones iniciales de la investigación, incorporadas al sumario. Según las mismas, el cuerpo de la víctima presentaba varias heridas punzantes en el cuello, alguno muy profundo, “tres puñaladas”, una de ellas mortal y cortes en las manos, que indicarían que se defendió de la agresión. Tampoco hay proporcionalidad entre la fuerza y corpulencia del agresor, con más de 1,80 metros de altura y un peso que supera los 80 kilos, y la de su víctima, de apenas 1,60 metros y alrededor de 50 kilos. Además, siempre según las declaraciones del abogado de la familia González Sacau, la hipótesis más acertada, según la investigación, es que Francisco habría tirado a su mujer al suelo, la habría inmovilizado colocándose encima de ella, le habría tapado la boca para impedir que pidiese auxilio o que le mordiese, y le habría cortado varias veces en el cuello antes de asestarle tres puñaladas con un cuchillo de unos 18 centímetros de hoja que, en la última de la acometidas, entró en el cuerpo hasta el mismo mango afectando a órganos vitales y causándole la muerte.
En la comparecencia de ayer Francisco Álvarez se produjeron varias novedades: un abogado del Estado se ha sumado a la acusación particular, una vez que el Ministerio de Justicia haya ordenado a la Abogacía del Estado personarse en las causas por violencia de género; se está a la espera de que el Instituto Toxicológico de Madrid y la Policía Científica hagan llegar al juzgado el resultado de los análisis de sangre y de los restos tomados del cuchillo a fin de aclarar quién lo había empuñado, y ya se sabe que será un tribunal popular quien decida si Álvarez es culpable o no del crimen, sea este calificado como homicidio o asesinato, si se considera que concurren alevosía o ensañamiento.