Parecía imposible que el Partido Republicano se fuese más a la derecha de lo que estaba, pero ha pasado. El que fuera presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, se ha proclamado vencedor este domingo de las elecciones primarias republicanas en el estado de Carolina del Sur tras hacerse con el 40,4% de los votos. Lo más llamativo de esta victoria es que ha sido contra pronóstico e imponiéndose a los dos grandes favoritos para la nominación a la Presidencia por su partido, el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney y el ex senador por Pennsylvania Rick Santorum, que han alcanzado el 27,9 y el 17% de los sufragios, respectivamente.
Gingrich obtuvo la confianza de 242.417 votantes, 75.000 más que Romney y muy por encima del doble de los apoyos que logró Santorum. La victoria de Gingrich ha sido aplastante, puesto que solo ha cedido ante Romney en tres de los 46 condados de los que se compone el estado de Carolina del Sur y ha complicado aún más el mapa político de los republicanos, puesto que sus tres principales figuras, se han hecho cada uno con unas primarias: Santorum en Iowa, Romney en New Hampshire y Gingrich en Carolina del Sur.
Sin embargo, si hubiese que buscar un perdedor el señalado sería Santorum, cuyas expectativas eran más que fundadas en un estado cuya población mayoritariamente se declara cristiana evangelista, la corriente religiosa que profesa el ex senador de Pennsylvania, y, máxime, tras recibir el apoyo explícito del más importante de los ‘lobbies’ evangelistas. Su candidatura ha quedado tan tocada que ha tenido que emitir un comunicado en el que ha recalcado que “no se retirará de la carrera” hacia la Casa Blanca “, al tiempo que ha indicado que si alguien ha salido tocado de Carolina del Sur ha sido Mitt Romney, “no es el candidato invencible que parecía y la victoria de Gingrich es una patada en el culo” del ex gobernador.
El panorama en las filas republicanas puede quedar reducido a dos opciones el próximo 31 de este mes, cuando se celebren las primarias de Florida, considerado un estado clave para las aspiraciones del partido conservador.