Casualidades de la vida o no. Mientras ayer los trabajos arqueológicos en Guillena (Sevilla) para recuperar los huesos de las denominadas 17 rosas daban sus primeros frutos, el juez Baltasar Garzón se sentaba nuevamente en el banquillo por investigar crímenes igual de atroces que el de estas mujeres fusiladas en la Guerra Civil española.
También ayer se conmemoró, coincidiendo con la apertura de la vista en el Tribunal Supremo (TS), la matanza hace 35 años de los abogados sindicalistas de Atocha, ocurrida un 24 de enero de 1977.
Unos restos de 17 mujeres -entre 17 y 70 años- que comienzan a recuperarse después de años en el olvido y un homenaje a los 5 abogados que perdieron la vida a manos del denominado tardofranquista. Dos circunstancias que han coincidido en el tiempo con el segundo juicio a Garzón.
Periodistas de medio mundo están acreditados para seguir todo lo que se diga en el TS a partir del próximo día 31, después de la apertura de cuestiones previas que tuvo lugar ayer.
La justicia española está en el punto de mira internacional, ya que, la mayoría de los medios, no entienden que un juez, prestigioso mundialmente por sus investigaciones sobre la dictadura argentina y que puso contra las cuerdas al mismísimo Pinochet, ahora esté siendo juzgado por ello.
Al parecer, es la primera vez en la historia que se juzga a un magistrado que ha investigado tanto sobre los derechos humanos como Garzón. En este segundo juicio –el primero fue por unas escuchas de la trama Gürtel– hay, incluso, observadores internacionales de organizaciones como Amnistía Internacional.