Para todos aquellos que no creen en el amor a primera vista, sentimos comunicarles que están equivocados. Las flechas del amigo Cupido tardan tan sólo medio segundo para quedarse clavadas.
Y es que, con motivo de la celebración del Día de San Valentín, desde la Sociedad Española de Neurología nos recuerdan que en esto del amor no es el corazón el que se enamora, sino el cerebro, ya que en éste se producen procesos neuronales que se traducen en los sentimientos y las sensaciones típicas del amor.
El enamorarse es cosa de algunos neurotransmisores como la adrenalina, la dopamina o la oxitocina que son sus verdaderos pilares científicos. La química del amor está medida por una serie de sustancias que nos hacen sucumbir a la pasión amorosa.
A través del sistema nervioso, el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina.