Una ventana abierta al blog personal de José Yuste Frías, profesor de la Universidade de Vigo y miembro del Grupo T&P, Traducción y Paratraducción. Porque la traducción va más allá del lenguaje…
Vivimos tiempos de infarto. El ritmo acelerado de nuestras vidas en crisis, donde no hay día sin mala noticia económica que no intente hundirte la moral desde el desayuno, nos puede pasar factura. Lo malo es que ante una parada cardiorespiratoria, por ejemplo, no todo el mundo en España sabe qué hacer y, sobre todo, cómo comportarnos para salvar la vida de quien tenemos delante a punto de morir. Una vez más, la traducción está y estará siempre partout et pour tout. En este caso concreto, la traducción médico-sanitaria al español de los consejos redactados en inglés y recomendados por las asociaciones médicas internacionales del corazón para realizar correctamente una RCP, puede llegar a salvar vidas. Eso sí, siempre y cuando toda traducción vaya acompañada de su correspondiente paratraducción.
La American Heart Association («Asociación Americana del Corazón»), cuyas siglas (AHA) están a un guión (a-ha) del nombre del famoso grupo del éxito Take on Me, recomienda que el ritmo de las comprensiones torácicas de una Cardiopulmonary Resuscitation (CPR) –lo que en español se denomina como «reanimación cardiopulmonar» (RCP)– sean de 100 por minuto. Con el fin de no perder nunca el ritmo en las compresiones, la AHA ha incorporado al protocolo uno de los mayores éxitos de música disco de los años setenta: Stayin’ Alive. El ritmo de esta canción de los Bee Gees, 103 Beats per minute (BPM), coincide casi perfectamente con el ritmo del masaje cardiaco que debe practicarse. Al parecer, en un pequeño estudio dirigido por el doctor David Matlock, de la University of Illinois College of Medicine at Peoria, escuchar Stayin’ Alive ayudó a quince médicos y estudiantes de medicina a realizar las compresiones con maniquíes a la velocidad adecuada. Cinco semanas después de practicar con la música, se pidió a los expertos que realizaran, de nuevo, la RCP con los maniquíes, pero esta vez sin música y procurando mantener la canción en la mente. El resultado fue que también aplicaron las compresiones torácicas a un ritmo correcto: dos veces por segundo. Ni corta ni perezosa, la AHA elaboró una campaña publicitaria incluyendo el tema musical de Stayin’ Alive para divulgar cómo dos simples gestos fundamentales pueden salvar vidas… si se conoce la canción y se tiene el sentido del ritmo, claro… vamos, si se es un buen traductor.
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