Una mujer tibetana ha muerto este domingo después de prenderse fuego en el suroeste de China para protestar contra el Gobierno chino. Rinchen, que así se llamaba, de 32 años y madre de 4 pequeños, se inmoló cenca del monasterio de Kirti, en la provincia de Sichuan.
Rinchen era una ama de casa viuda cuyo hijo mayor tiene trece años y el pequeño no es más que un bebé. Según un testigo, gritó algunas consignas durante su autoinmolación: ‘¡Vuelve la Santidad al Tíbet’ y ‘Necesitamos libertad en el Tíbet’!.
El suceso se ha producido justo un día antes de la sesión anual parlamentaria de China, ocasión que las autoridades utilizan para frenar las posibles fuentes de inestabilidad y lanzar una política de unidad. Esta auto-inmolación es la última de una serie de ellas que señalan una creciente inquietud en las áreas tibetanas de China.
Durante el último año 23 personas, la mayoría monjes budistas, han optado por este método de protesta, de las cuales 16 han muerto como consecuencia de las heridas, según grupos de Derechos Humanos.