“Antes de que Amy muriese, su dinero iba a parar a las sanguijuelas”. Eso ha asegurado Alex Fodem, amigo de la cantante. “Era como darle dinero a un bebé”, ha asegurado Fodem poco después de que se conociese como despilfarraba auténticas fortunas en caprichos, drogas y amigos.
Amy, que durante su último año de vida residió en el conocido barrio londinense de Camdem, pagaba sus drogas, sus posteriores intentos de rehabilitación y su alquiler. Y también, según afirma Alex, derrochaba miles de libras en su familia y amigos. Entre el despilfarro de la estrella ha llamado la atención como le dejó alrededor de 2400 € a un amigo que tenía un problema con una hernia, o le pedía a su padre 1000 € para los gastos de sus gatos, a los que la cantante tenia mucho cariño.
Su padre, Mitch Winehouse, intentó siempre de alentarla con el dinero, y también de protegerla de los que querían aprovecharse de ella por este motivo. Pero ni eso sirvió. “Ella era una desinteresada. No le importaba el dinero ni nada de eso”, dice Fodem. Si hay un dato que sea el más llamativo es lo que la intérprete de ‘Back to Black’ se gastaba en cocaina y heroína al día: nada menos que 1200 €. Pero por otra parte, también daba parte de su dinero a la caridad. De hecho era conocida como ‘tacto suave’, es decir, si le preguntaban para que colaborara con alguna asociación benéfica ella decía que sí a todo.
La cantante británica era directora de numerosas compañías como AW Promotions, Goal Music o Cherry Westfield. En su cuenta corriente aparecía una suma de 2,6 millones de euros que no habían sido movidos en dos años, puede que ni ella misma supiera que tenía ese dinero.
En las últimas semanas ha tenido lugar una borágine de especulaciones sobre una posible fortuna sumergida en inversiones y propiedades antes desconocida. Pero lo cierto es que tras una investigación se ha descubierto que la cantidad no era tan elevada como se predecía, no más de 2,3 millones de euros.