TEXTO Y FOTOS JOSÉ MARÍA NAVLET/ El sector de la traducción no está en crisis; está en crisis Vigo”, así de categórica se expresó hoy Andrea Gutiérrez Pérez (Luarca, Asturias, 1973) directora y gerente de una de las principales empresas del sector de los traductores e intérpretes (AGP Traducciones) que existen en Vigo. Esta asturiana emprendedora que inició su actividad en la ciudad olivica en el año 2001 ha pasado de ser la séptima a la cuarta entidad en el campo de las traducciones que realizan para las múltiples y distintas empresas de Vigo, en un sector que en la actualidad mueve entre 2 y 3 millones de euros anuales.
Al igual que los estudiantes que se licencian en Traducción e Interpretación, en opinión de Andrea Gutíérrez “se puede entender que este sector es un nicho de trabajo para los que se licencian en Filología por ser uno de los sectores profesionales que está aún en crecimiento”, ya que con el boom de las redes sociales últimamente y de la globalización en general “no podemos decir que las perspectivas de trabajo sean a disminuir sino más bien a aumentar” aunque advierte que todo profesional que quiera comenzar en el sector en la actualidad “debe comprender que ya no desarrollará su profesión como se venía haciendo hasta ahora ya que hay que estar muy abierto a todos los avances tecnológicos porque la velocidad a la que cambia la profesión enseguida nos deja atrás”.
En cuanto al tipo de trabajos que se realizan, se puede hablar de un 80 por ciento de traducción propiamente dicha, en el sentido de que es sobre un texto escrito, tanto en traducción jurada como cualquier otro campo (técnica, especializada) mientras que otros servicios relacionados o asociados con la actividad pueden ser la traducción de software, trabajos especializados que requieren conocimientos técnicos muy específicos, y la traducción automática, que implica también conocimientos o gestión de contenidos y documental, esto es, la combinación de traducción con conocimientos especializados, entre otros.
A juicio de Andrea Gutiérrez, pese a la crisis que afecta a todos los ámbitos, “Vigo sigue siendo un referente potencial por la existencia de los astilleros, el Puerto, el sector del granito, el textil, las consignatarias y la automoción, entre otros” pero al mismo tiempo reconoce que para volver a los niveles de contratación de trabajos profesionales de traducción e interpretación del 2001 “tendrán que pasar como mínimo 5 años”.
Así, esta profesional considera que la estrategia a desarrollar para afrontar con buenas perspectivas el resto de la crisis tiene que ser la salida al exterior ya que cree que, sin embargo, el sector de la traducción como motor de importancia en el desarrollo de los contactos que realizan las empresas viguesas “es poco visible“.
Está falta de visibilidad se debe, a juicio de Gutiérrez, “a la falta de conocimiento” motivada por el hecho de que “de que el empresario no se da cuenta de la necesidad de un profesional a la hora de encargar la traducción de algún documento de importancia para el desarrollo de su trabajo”.
En esta línea sostiene que “a la hora de contratar un servicio de traducción, no se sabe contratar porque no se valora lo que se compra ya que se desconoce que todos los encargos de traducción, si se desean que sean de calidad, deben contar con dos garantías: la aplicación de la norma ISO 9001 y, sobre todo, la norma UNE 15.038 de Servicios de Traducción”, requisitos estos que deben cumplir los traductores realmente cualificados, según indica.
La aplicación de ambas normativas conlleva -entre otros muchos aspectos y matices- dos ‘filtros’ como son que las traducciones las realice un traductor especializado “y no una persona que simplemente sepa idiomas” y que el texto, una vez traducido al idioma en cuestión sea supervisado por un revisor.
No obstante, los servicios de traducción tienen que ser llevados a cabo por un licenciado en traducción e interpretación o una persona licenciada en idiomas con más de 2 años de experiencia en traducción o por un licenciado en cualquier otra materia o especialidad y con 10 años de experiencia, según establece la norma UNE 15.038.
A pesar de todo, Andrea Gutiérrez considera que, con la que está cayendo con la crisis y ante la necesidad de un nuevo despegue de las empresas para que no se vean arrastradas por la situación actual “es básico que las entidades de Vigo sepan que en el sector de las traducciones y la interpretación existen unos servicios que no están siendo utilizados y que les puede ayudar a mejorar su volumen de negocio”.
Fruto de esta salida al exterior que Gutiérrez recomienda es la expansión que desarrolla su empresa desde sus inicios al realizar trabajos para empresas y entidades de primer orden en los Estados Unidos y Japón, mientras que en la Unión Europea tiene como principal cliente a la Comisión Europea desde el año 2003 y en nuestro país a empresas privadas de Zaragoza, Madrid y Asturias.
En relación a Galicia y su presencia en el mercado, la empresaria remarcó que “es más importante estar en Vigo que en A Coruña” debido a que aquí se encuentra la Facultad de Traducción e Interpretación.
Se mantienen los niveles de traducción
En línea con lo manifestado por Andrea Gutiérrez también se pronunció el profesor titular del Departamento de Traducción y Lingüística de la Universidad de Vigo y ex secretario de Asociación de Traductores Galegos (ATG), Alberto Álvarez Lugrís, quien declaró a Vigoalminuto que pese a la crisis que se está experimentando “se sigue traduciendo bastante bien en general y se mantienen los mismos niveles de traducción que años anteriores”.
Para Álvarez Lugrís también se puede entender que “sí hay nicho de trabajo en traducción en la actualidad”, situación que dista mucho de lo que sucedía antes cuando las únicas salidas para los filólogos era la docencia en Secundaria. Las razones de su argumento se basan en que “no es imprescindible tener una titulación específica para ofrecer servicios de traducción especializada” en otros campos.
“En alusión a la crisis supongo -continúa- que la crisis hace mella en la traducción literaria en cuanto a la traducción de novelas pero se mantiene el nivel de traducción”, sostuvo Álvarez Lugrís al tiempo que intuyó que en ciertas editoriales “se puede haber llegado a no ofrecer traducciones con la finalidad de ahorrar costes” y también porque el área de las editoriales es reducido si lo observamos como horizonte para el desarrollo profesional futuro de los recien licenciados.
Sin embargo, el también profesor de traducción de inglés a galego sostuvo que esta circunstancia no es óbice para que los estudios que se cursan en la Facultad de Traducción dejen de ser demandados por los estudiantes ya que la prueba de ello es que “todos los años se cubren las plazas que se ofertan para acceder a esta Facultad y eso demuestra el interés de los alumnos por acceder a este sector al que no llegan de rebote”.
Otra muestra de esto es la “evidencia” para Álvarez Lugrís basada en que a los estudiantes “les gusta mucho” la traducción literaria “porque entienden que la necesidad de difundir la lengua galega es fundamental“, aunque reconoció que entrar en la traducción literaria “es difícil“ por ser un mercado pequeño pese a que en Galicia -remarcó- se traduce mucho”.
Consultado sobre cómo afecta la aplicación de la directiva UNE 15038 de Servicios de Traducción, Álvarez Lugrís señaló dicha norma busca “aumentar la calidad del servicio” que prestan los servicios de traducción, toda vez que admitió que “un recién licenciado no puede hacerlo pero sí puede afrontar ese producto final ya que no es una traba hasta que se coge experiencia”, por lo que hizo hincapié en que tal directiva “no debe verse como un obstáculo”.
Las empresas del sector de la automoción así como las relacionadas con el tráfico portuario y el sector del granito son las áreas de expansión y desarrollo que tienen los profesionales que ejercen los servicios de traducción, según destacó Álvarez Lugrís.