Así lo ha atestiguado este lunes la doctora italiana Marzia Boi, perteneciente al laboratorio de Botánica de la Universidad de las Islas Baleares. La doctora Boi ha indicado, en el marco del Congreso Internacional sobre la Sábana santa, que se celebra en Valencia, que los restos de polen que se encuentran en la Sábana Santa de Turín no se corresponden sólo con los que se han ido depositando en la tela a los largo de la historia, “sino también con los de los ungüentos y flores que se utilizaban para ritos funerarios hace 2.000 años“.
Según un comunicado del Arzobispado de Valencia, el trabajo de la doctora Boi se suma a otros estudios presentados en este congreso, que “hacen compatible” que el cuerpo amortajado con esta tela fuese el de Cristo.
La doctora ha subrayado que en el Evangelio se describe que la sepultura de Jesús se realizó con honores de reyes, “lo que significa que se preparó el cadáver con aceites y bálsamos”. Por ello, al observar al microscopio los pólenes extraídos en anteriores investigaciones, se han identificado plantas que eran habitualmente usadas para los enterramientos, como laúdano, terebinto, gálbano y, principalmente, ‘flor de papel’ o de Helichrysum.
Esta conclusión contradeciría los datos obtenidos en 1988, cuando se efectuó una prueba de datación por radiocarbono con pequeños fragmentos del sudario. Los laboratorios de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, la Universidad de Oxford y la Universidad de Arizona determinaron que la Sábana Santa data de la Edad Media, entre 1260 y 1390 , entre 12 y 13 siglos después de la muerte de Cristo, con una fiabilidad del 95%. Los resultados fueron publicados en la revista científica Nature. Dicha datación corresponde cronológicamente con la primera aparición histórica documentada; lo que fortalece una explicación científicamente coherente en la que la creación de la pieza se habría producido en los años inmediatamente anteriores a esta primera exhibición pública de 1357.