Siguiendo la tradición, en Olimpia, antigua casa de los Juegos, la Suma Sacerdotisa, bajo la atenta mirada de Lord Sebastian Coe, presidente de Londres 2012, y Jacques Rogge, máximo mandatario del Comité Olímpico Internacional, usó un espejo parabólico para captar los rayos de sol que encendieron el símbolo olímpico, que fue trasladado al antiguo Estadio Olímpico.
“La Llama Olímpica encendida en Olimpia conectará los antiguos con los modernos Juegos. Ciudades, municipios y pueblos de toda Grecia y Gran Bretaña estarán conectada de forma conjunta y a los Juegos de Londres para siempre”, aseguró Coe en su discurso.
El que fuera campeón olímpico recordó que el deporte “tiene un atractivo perdurable y universal”, y que los valores de los Juegos “trascienden la historia y la geografía”. Coe recordó que es la segunda vez que los británicos asisten a este ceremonia, tras la de 1948, primera vez que se disputaron los Juegos Olímpicos en la capital inglesa, ”nos encontramos en tiempos complicados de nuevo, y debemos mirar nuevamente hacia el deporte para conectar el mundo en una celebración global de logros e inspiración”, sentenció.