El mayordomo, con acceso al apartamento privado del Papa, fue detenido e interrogado por el promotor de justicia del Vaticano, Nicola Picardi, como parte de la investigación abierta por las autoridades de la Santa Sede debido a la filtración de centenares de cartas y documentos, reservados a Benedicto XVI, sobre asuntos internos. “La persona fue detenida con documentos confidenciales”, anunció ayer el portavoz del Papa, Federico Lombardi. Según la Prensa italiana, una notable cantidad de documentos reservados fueron descubiertos en el apartamento del mayordomo, Paolo Gabriele, quien forma parte del personal de servicio del pontífice como ayudante de cámara y está en lo que se conoce en el Vaticano como ‘familia pontificia’, el círculo de personas más cercanas a Benedicto XVI, siendo uno de los pocos laicos con acceso al apartamento privado del santo padre.
“La persona detenida se encuentra a disposición de la magistratura vaticana”, explicó Lombardi en inéditas declaraciones a la Prensa. El anuncio de la detención se ha producido un día después de la destitución del presidente del banco del Vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, por “no haber cumplido con su labor asignada”.
En enero, documentos confidenciales divulgados por la Prensa italiana, el escándalo conocido como Vatileaks, confirmaron las luchas internas dentro de la Santa Sedepara el cumplimiento de las normas sobre la transparencia financiera.
La publicación esta semana de un libro de una serie de cartas confidenciales dirigidas al papa Benedicto XVI sobre temas delicados, como las intrigas del Vaticano o los escándalos sexuales del cura mexicano Marcial Maciel, generó desconcierto y molestia en la Santa Sede. Se trata de la más comprometedora filtración de documentos y cartas internas dirigidas al Papa en la historia reciente del Vaticano, que por ello anunció acciones legales contra lo que calificó de “crimen”.
El despido del banquero de Dios y la detención del “espía” ocurre pocos meses antes de que expertos europeos decidan en julio si el Vaticano puede figurar en la “lista blanca” de países virtuosos que cumplen las normas internacionales sobre transparencia financiera, un deseo explícito del papa Benedicto XVI.
