Rafa Nadal ha entrado en la leyenda, no del tenis, en esa ya vive hace tiempo, sino en la del torneo de tierra batida por excelencia, Roland Garros. El español, con 26 años, se ha convertido en el primer tenista de las historia que se hace con 7 títulos en el campeonato francés (2005, 2006, 2007, 2008, 2010, 2011y 2012), uno más que el legendario Björn Borg (1974, 1975, 1978, 1979, 1980 y 1981).
El partido, que empezó, el domingo, muy bien, con dos sets a favor del español, 6-4 y 6-3, se le complicó al español en el tercero cuando Novak Djokovic, que sigue siendo el número 1 del mundo, pareció concentrarse, despertar del letargo en el que había caído desde el noveno juego de la final y empezó a encadenar esos golpes que asustan y asombran, a partes iguales y, ganando 8 juegos seguidos, pasó por encima del mallorquín con un incontestable 6-2.
El cuarto set duró poco, tras una primera suspensión por la lluvia de algo más de 20 minutos, el juez de silla decidió, primero, dar un margen de una hora para ver si mejoraba el tiempo y, finalmente, aplazar el encuentro hasta la 1 de la tarde de este lunes. En ese momento el marcador era favorable a Djokovic por 2 juegos a 1.
En la reanudación fue donde Rafa, más cómodo, retomó sus costumbres, su juego pausado, su tesón y le cogió la medida a Djokovic, devolviéndole todos los golpes al resto y tomando la iniciativa al servicio, mostrando esa mentalidad que le ha llevado a estar en 71 finales y a ganar todas, las 7, que ha disputado en la Philippe Chatrier, la pista central de Roland Garros…mal que le haya pesado al público francés que, otra vez más, y no será la última, le vio darle otro mordisco a la Copa de Los Mosqueteros que, por cierto, al contrario con lo que pasa con las de cartón piedra de los Guiñoles de Canal +, no levanta un francés desde hace casi 30 años…entonces Nadal no había nacido.
