Hace solo nueve días, el presidente del Gobierno comparecía ante la prensa, un día después de que la Unión Europea acordase conceder a España lo que calificó como “una línea de crédito para los bancos españoles”, asegurando que era una buena noticia para la economía, que había evitado “la intervención del Reino” y que formaba parte de un plan global que nos daría “estabilidad y tranquilidad”. Esta madrugada, Mariano Rajoy, que esté en la reunión del G-20 en México, ha señalado, ante el plenario de líderes de este organismo, que la clase de rescate que la UE ha ofrecido a la banca española “ha resultado ser tremendamente dañino”.
En algo más de una semana, el presidente ha cambiado completamente de opinión y se ha mostrado convencido de que esta ‘línea de crédito’ de 100.000 millones, lejos de acabar con el castigo a la deuda pública española, ha elevado la prima de riesgo a máximos históricos y que, por ello, “es prioritario romper el vínculo entre riesgo bancario y riesgo soberano, que ha resultado ser tremendamente dañino”.
Rajoy, que en su comparecencia, y luego en el Congreso de los Diputados, lo mismo que sus ministros, repitió que el ‘préstamo’ a los bancos no tendría efecto alguno en la economía general, cree ahora que es imprescindible desvincular el riesgo soberano y el bancario y que la Unión Europea debe avanzar en la unión bancaria con el desarrollo de un supervisor único, un fondo común de garantía de depósitos y un mecanismo común de reestructuración de las entidades financieras. Para el presidente, es imprescindible establecer un calendario “preciso y concreto” para avanzar en la integración.